5/25/2011

¡¡¡Un entrenador personal!!!


Sí, voy a contratar a un entrenador personal y a un perfeccionista. Con la práctica de ejercicio y una buena dieta, rápidamente estaré fenomenal, como para un papel en una película. Estoy dispuesto a hacer todo lo posible para lucir un cuerpo tan estupendo como los Celebrities; puede ser la clave de mi cambio de imagen, que ya estamos casi en junio. Ya me imagino: "¡Josué! Vamos, arriba... soy tu nuevo entrenador personal". No puedo perder el tiempo. Máxima rentabilidad. ¡Vamos, vamos, tres flexiones y otra tres más! ¡Por Dios! que te pilla el verano. Suda y ponte en forma. Que la semana próxima tenemos fiesta. ¡Es verdad!, el doble de ejercicio.

Sí, ya llegó la invitación más taurina y diplomática de todo el año. El mundo del toro se reúne en la residencia del embajador de Francia. Me preparo para la fiesta. Dejaré el zapato castellano y el vaquero de talle imperio y espero que la tripa… ¿Y la camisa polera? También. Está de plena moda. Pero no es el momento. El terno será de color azul oscuro para la noche. Jugar seguro en junio. Últimamente, se ve, por fin, que la gente sabe adónde va. Adiós a la época de ir disfrazado, como para recoger un Goya, –es decir, con lo peor de casa y recién levantado de la cama, después de tres días tirado–. Adiós al look de marrano y ellas, si pueden, adiós al vestidito floreado acompañado de rebecas (muy popular) de manga tres cuartos, que está “offside”.

Jardines y rincones de Francia en pleno centro de Madrid, abiertos a los toros. La luz ronca de “las Ventas” se cuela hasta el jardín y cuando atravesamos los muros de la residencia, a la hora del bufé y del gran refinamiento culinario de Pocheville, conviene no perderse y no perder la compostura. Con la copa en la mano, sale lo peor de cada uno, remolinos y más que corren de mesa en mesa, "¡¡¡Allí están las ostras!!!" Da asco. Yo, rápidamente llamaría a seguridad y de patitas a la calle. O mejor… a un Burger. En esos casos y con esas aptitudes me dan ganas de empezar a repartir…. Prefiero situarme en la soledad del comedor con un emparedado caliente de pavo y parmesano acompañado de una ligera ensalada. Huyo de la manada. Es de esperar –y crucemos los dedos– que la gente se comporte. No hace falta ser tan fascinante como la Jequesa pero respetamos los espacios y a nuestro anfitrión.

Me gustan las fiestas, quizás herencia familiar. De pequeño, cuando mis padres salían de fiesta, yo lloraba todos los días: quería ir. Actuaba de ayuda de cámara de mi padre; le sacaba el traje, la camisa, la corbata, los zapatos, los gemelos… El último toque era: la colonia. Quería ir/estar con ellos. Todo era fascinante. A la mañana siguiente eran todo preguntas. Siempre escuché y aprendí que mejor seducir con una sonrisa. Allí y así he sido y soy muy feliz. La única obligación que tengo en mi vida es la de mejorar a mi padre (será y es imposible) y luchar por mis hijas, y porque sean mejores que yo... eso lo tienen fácil. Son mi orgullo. Éxito, dinero y reconocimiento no quiere decir que seas el más feliz. La felicidad te la da la tranquilidad…y eso sólo es posible de vez en cuando y con mis hijas.

¡Ojo! con los camareros de los catering: los platos se retiran por la derecha y es recomendable pasar también un recoge-migas para dejar la mesa un poco más limpia. A partir de ese momento, ya tenemos la libertad para levantarnos de la mesa, conversar sobre toros y observar los magníficos tapices Aubusson que cuelgan de las paredes… y a aprender. Las servilletas como si fueran sábanas. Compórtate con naturalidad y evita la afectación amanerada, tanto en el comer como en la conversación. Piensa que la sencillez revela un mayor grado de cultura.
¿Seré exhibicionista? Pues a lo mejor, yo quiero expresar lo que siento. Digo cosas que nunca me atrevería a decir a la cara, pero, por eso, escribo con letra inglesa.

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