8/23/2011

Sueña con el Palacio de Marivent (que sin D. Jaime está bastante más soso).


Cuando salgo de mi casa en vacaciones, busco un sitio tranquilo donde descansar y poder disfrutar con la mejor compañía. Mi familia, amigos y en un ambiente familiar. Buenas intenciones. Una vez subidos en el coche comienza la batalla psicología.- ¿Cuándo llegamos? ¡Por Dios ¡ que estoy en la puerta del garaje y me quedan 800 kilómetros. Me quedo impávido y sin reacción.

En la recepción, nos dan todo tipo de explicaciones sobre normas y funcionamiento del hotel. Algunos, creo que en esos momentos ya deben estar buscando los prismáticos para disfrutar del los paisajes siliconados. Todo menos prestar atención, así lo demuestran sus posteriores comportamientos. Ya estamos instalados. Momentos cargados de emoción. Ya está el agua para los segadores. Saciémonos de felicidad.

¡Buenos días! Ánimo - para unos si, para otros no. Muchos deberían pasar por algún otorrino de urgencia (que pueda extraer esos terribles tapones que le impiden oír), o mejor, ojear algún libro de urbanidad. Desgraciadamente, los veraneos ya no son lo que eran. La gente hacía un esfuerzo por mostrar la educación que no tenían. Hoy, ni eso.

¿Dónde quedan las normas básicas de urbanidad? Y no es que me interese para nada esa gente, es que creo que en la sociedad sobran. Reconozco que algunos pueden reventarme el día. Qué necesidad tendré yo de encontrarme con gente así. A los hoteles en vez de por estrellas se debería clasificar/acceder por niveles de comportamiento/educación: poco, mucho, nada… y todos tan felices. Y no se puede copiar en el examen de ingreso, que luego vienen las sorpresas

También me llama mucho la atención- soy muy observador- la cantidad de gente que pierde cosas… todo, menos mirarte a la cara cuando te cruzas. ¡Convivimos! Deja de mirar al suelo cuando te cruces con alguien. Simplemente limítate a sonreir y poner cara de interesante cuando pases a cierta distancia con las mismas personas todos los días. Deja atrás la timidez, y/o la mala educación. Y si no, quédate en tu casa con un refresquito de limón y sueña con el Palacio de Marivent (que sin D. Jaime está bastante más soso).

Es hora de liberar tensiones acumuladas, por favor, silencio. Después del verano llegan las algarabías señoriales y las bodas ducales. Pero ahora no. Pido descanso y respeto. Me pongo el cartel de no moleste en determinadas horas, conocidas por todos. Caigo desmayado en las siestas estivales. ¡Pierdo la consciencia! Me dan la vida, salvo que algún cabroncete no respete esas horas tan sagradas.... Ayer muchas risas, mucha juerga y he dormido poco. Dejadme descansar.

También es terrible encontrarte con gente que no para de preguntar y de hablar de sus experiencias…. Aprendes muchísimo. Viajas en un momento por el Caribe, China… y en otros momentos por la familia de alguno. Sería mejor un alarde de magnífica educación y gran sentido del humor, pero creo que no es el momento, continúan por sus viajes por Berlín y las andanzas del primo número uno de su promoción- (cuánto número uno hay en la vida de los demás…). Claro, que lo prefiero a los que en los desayunos zambullen todos sus dedazos en la taza de café. Como si tuvieran que superar una prueba de supervivencia con un objetivo: ¿Cuántos dedos te caben y hasta dónde? Por favor, comienza bien el día.

Sí, comienza bien el día y viste para la ocasión, el traje de baño es para bañarse y no sirve como comodín para todo. No, no y no. No puedes ir a desayunar, comer, cenar y de paseo al Corte Inglés de Banús con el mismo traje de baño floreado. Es preferible pese a todo, cualquier otra vestimenta. No hacen falta buenos trajes, pero si buenas intenciones y respeto a los demás. No todo vale, o eso creo yo. Todos tenemos ganas de aprovechar este tiempo.


* De todo esto, sólo se libran de pecado los jóvenes, a los que se les permite incluso que no me dejen dormir, pero nadie más.